El domingo 29, Fiesta de la Sagrada Familia, desde Madrid, el pequeño oratorio de las Dominicas de Nuestra Señora de las Victorias fue ámbito de comunión con cinco comunidades de las diócesis de Santander, Valladolid, Madrid, Valencia y Burgos que serán centros emisores. Con ellos y con todos cuantos os conectásteis en directo, iniciamos una etapa nueva, para lograr por caminos digitales rezar en los hogares, en las comunidades de vida consagrada, en las parroquias y santuarios donde se reúnan.

Este año lo hicimos, poniendo como telón de fondo, como tema, el que el Papa Francisco señala para el Sínodo: «Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización».

La iniciativa que te presamos tiene solera de años; lo venimos haciendo con el nombre de «Familias en cadena de oración». Fue toque de campana mayor, ésa de la comunión eclesial, llamando a ser vivida en tiempo real, la que pasa el testigo humeante de la oración de unas casas a otras, de unos santuarios a otros, y así toda España, y así desde muchas partes del mundo.

Recurrimos a la radio, el medio más vivo, más cercano. El P. José Luís Gago, O. P., maestro de iniciativas radiofónicas, aprobó, dio su SÍ claro, sin dejar de ser tímido. Vio, el primero, cómo se lograba un «múltiplex de oración», del que entonces no se tenía noticia. Me decía: «Eso sólo lo hacen los de deportes, …pero en programas religiosos…» Fue posible. La campana mayor de la comunión funcionó, y creó una expresión de comunión eclesial con el recurso «al múltiplex de oración». El medio era la radio en directo.

Nos pareció obligado dar el salto a la tele. Y lo hicimos; casi diría que lo conseguimos, si no fuera que sólo nos permitió una comunión… ¡no en tiempo real! Perdíamos la frescura, el riesgo, si quieres, del directo, que no siempre sale, al precio de incorporar el color y la vida de la imagen.

Hoy volvemos a buscar el directo, la participación, si quieres la improvisación, que en buena medida acompaña a lo que se hace en directo. Un camino nuevo, echar mano otra vez de la imagen, pero sin perder la frescura de la comunión.

La tecnología digital, el ordenador, la globalización de Internet, las vemos como un reto. Recurrimos a programas, que permiten realizar esa maravilla de la comunión, rezando juntos en tiempo real. Hacer ya en la tierra lo que sabemos está unido junto a Dios, cuando se sintonizan las frecuencias de la fe. Recurrimos a una vídeo-conferencia desde centros emisores, y ofrecida simultáneamente a todo el mundo mediante Video Streaming, realizado todo con el ánimo claro de aprender, de mejorar.