Si un día llegas a Silos, y miras a la Peña que corona la zona de acampada donde cada verano tienen lugar los Encuentros Misioneros Silos, en ese momento entenderás por qué se incluye a la Virgen María en la doctrina misionera que alienta la asociación C.S.F.. Allí en el año 1988, año mariano universal, colocamos una hermosa imagen de piedra de la Virgen María, diseño al alimón del P. Dionisio, monje benedictino y dos artistas burgaleses. Al pie le pusimos la clave: «Madre de todos los pueblos».

María para cualquier misionero es la Madre del primer misionero, de Jesús; es la Madre de la Iglesia misionera en Pentecostés. Ella es la Madre de todos los Pueblos, de los Pueblos de toda la tierra, pues por todos muere y resucita su Hijo, para todos es la Iglesia, esposa de su Hijo. su Hijo.

En María comienza el Hecho más trascendental de la historia, el de la misión del Verbo. En María comienza la misión de la Iglesia, comienzan los Hechos de los Apóstoles.

María es modelo de misión, porque ella encarna y sintetiza como nadie la docilidad al Espíritu. El «Hágase en mi según tu palabra» es opción radical de misión. misión.

María es modelo de misión cuando sale a servir a casa de su prima Isabel. En sus manos el servicio es el instrumento para llevar la presencia del Verbo encarnado.

María es modelo, cuando en su camino apresurado nos dice que a la misión sólo se sale bien desde la alegría, desde el Magníficat. La misión no se hace con amarguras, con destrozos de personas o de historias.

María es modelo de misión, cuando congrega, cuando hace realidad la experiencia de comunión, y reúne a los Apóstoles a la espera del Espíritu para ser enviados a la plaza a anunciar al Resucitado.

En María, en el corazón de Madre que eso es María, se entiende bien esa verdad teológica que proclama que la comunión sólo se legitima si es para la misión.